La inspiración para Remembranzas, preludios para arpa, nació de mis recuerdos de infancia. El primer preludio, “Mundos”, se trata de la inmensa imaginación que tenía cuando era niño, cuando podía pasar horas fantaseando con realidades ficticias. La sección misteriosa en el medio del preludio, con su hipnótico ostinato, retrata mi capacidad para sumergirme completamente en mundos imaginarios.

Durante mi infancia en México, mi juguete favorito era el trompo. Me fascinaba pasar las tardes aprendiendo trucos con el trompo y solía participar con entusiasmo en competencias locales. “La Danza del Trompo”, el segundo preludio, incluye una narración musical de dos de mis trucos de trompo favoritos: “el trapecio” en el compás 20, con su carácter circense, y “el carrusel” en el compás 48.

El tercer preludio, “Volver a Patinar”, surgió por mi reciente intento de retomar el patinaje en línea, después de más de una década, en el Central Park de Nueva York. Me sorprendió lo difícil que fue el abordar una actividad que dominaba en mi niñez, el intentar borrar los miedos y precauciones que uno va acumulando con los años y tratar de ser la misma persona en otra edad.

El título del cuarto preludio, “Son Ámbulo”, es un juego de palabras que se genera al dividir la palabra “sonámbulo” en “Son” (que significa ‘sonido’) y “Ámbulo” (una palabra inventada que en mi mente representa el reino del subconsciente del sonámbulo). El preludio relata un episodio en mi infancia en el que mi hermano y yo nos levantamos sonámbulos a media noche e interactuamos como si estuviéramos despiertos.

El quinto y último preludio, “Primera Comunión”, es un recuerdo espiritual de mi Primera Comunión. El preludio encarna la paz que sentí al adoptar la fe católica en mi infancia.

—Juan Pablo Contreras